ARNAU-ALVAREZ, Gestión-economica, Nutricion

Objetivos económicos y estrategias de alimentación de la recría

Como en la producción de leche, la alimentación de las terneras representa el coste principal de su reemplazo, situándose entre el 45 y el 70% según el tipo de explotación.

La finalidad última de la alimentación de la recría es la de asegurar el mejor RETORNO DE LA INVERSIÓN

Las ganaderías pequeñas y medianas deben tener en cuenta factores limitantes, propios de la dimensión, a los cuales hacer frente para optimizar este coste. Entre dichos factores están la disponibilidad de mano de obra y la distribución de lotes por fases de la recría, los cuales tienen un papel influyente en la estrategia de alimentación.

La planificación de la alimentación en estas granjas debe incluir la fijación de objetivos, la definición de estrategias y el establecimiento de medidas para valorar el grado de éxito. Además, conviene tener en cuenta qué eventualidades pueden alterarla.

Definición de objetivos y estrategias

La finalidad última de la alimentación de la recría es la de asegurar el mejor RETORNO DE LA INVERSIÓN, y de la cual extraemos distintos subobjetivos:

  • Conseguir buenas vacas con el peso y tamaño adecuado, con expresión de su potencial genético y con poco riesgo de fracaso (baja antes del segundo parto).
  • Reducir la edad al primer parto permite asegurar una mejor producción (animales que paren entre los 22 y 24 meses de vida), reducir los días en alimentación, disminuir las necesidades de novillas o bien permitir mayores crecimientos con recría propia.
  • Mejorar la salud de las terneras y reducir la mortalidad. Empezando por la primera toma de calostro, se deben alcanzar los requerimientos de nutrientes para hacer frente a los desafíos que ponen en riesgo la salud y la vida del animal.

A fin de cumplir estos propósitos, las estrategias a seguir deberían ser:

  • Priorizar las primeras fases de la recría porque son los animales con mayor eficiencia alimentaria y, además, cuya alimentación favorece la expresión de su potencial genético.
  • Reducir la edad al primer parto permite asegurar una mejor producción (animales que paren entre los 22 y 24 meses de vida), reducir los días en alimentación, disminuir las necesidades de novillas o bien permitir mayores crecimientos con recría propia.
  • Mantener crecimientos constantes hasta conseguir un peso y tamaño adecuados al parto. Paralelamente, asegurará el buen mantenimiento de la gestación de las que serán las mejores vacas del rebaño (hijas de terneras).
  • Reducir los costes de alimentación innecesarios o contraproducentes que atacan a la consecución de mayores márgenes.
    Conviene analizar los ingredientes de la ración para poder balancearla correctamente. Actualizando los precios de todos ellos se podrá optimizar por coste y nutrientes.

    Conseguir buenas vacas, reducir la edad a primer parto y mejorar la salud de las terneras, son los principales objetivos a tener en cuenta

    El uso de lactoreemplazantes, aparte de evitar la transmisión de patógenos, supone un ahorro (hasta del 50%) respeto al precio de la leche permitiendo también buenos crecimientos.
  • Adaptar la alimentación a la planificación global de la granja optimizando el consumo de forrajes propios conjuntamente con las vacas en producción, evitando roturas de stock o bien períodos de almacenaje excesivamente largos.
  • Optimizar la utilización de la mano de obra y de los edificios e instalaciones de la granja: la baja disponibilidad de personal y los lotes con rangos altos de edades y tamaños exigen minimizar el número de raciones a preparar. Utilizar raciones de vacas secas altas en proteína para terneras preñadas y mezclas de la ración de producción con otros forrajes para terneras más pequeñas suelen ser buenas opciones en pequeñas ganaderías.

Valorar los resultados

Para el control y la valoración de los resultados es necesario obtener una serie de mediciones que permitan minorar la subjetividad, determinar el éxito o fracaso de las estrategias actuales y planificar futuras actuaciones. De fácil obtención, tenemos:

  • Edad al primer parto (y a primera inseminación).
  • Producción de leche posterior (1ª lactación y posteriores).
  • Pesos al parto (si la recría está fuera, pesar el camión y valorar la uniformidad del lote).

Finalmente, el propio funcionamiento del negocio puede conllevar distintas contingencias económicas con un impacto directo sobre la alimentación de la recría. Por ejemplo, las situaciones de tensión de tesorería obligan a los ganaderos a descartar prioridades. Como hablamos anteriormente, en ese caso, convendrá asegurar sobretodo la alimentación de los animales lactantes, más frágiles pero que a su vez ofrecen mayores conversiones.