Fernando Díaz, Manejo

No olvide reducir el estrés por calor en sus terneras lactantes

La termostasis es el proceso por el cual los animales de sangre caliente mantienen constante la temperatura de su cuerpo a pesar de los cambios de la temperatura ambiental. En terneras jóvenes, el estrés por calor se produce cuando estas son incapaces de disipar suficiente calor para mantener su temperatura corporal por debajo de 38.5 ºC. Este aumento en la temperatura corporal es consecuencia de la combinación del calor ambiental y del producido internamente durante el metabolismo de los nutrientes. Además, el estrés por calor aumenta la frecuencia respiratoria (jadeo) para disipar el calor corporal.

Las terneras lactantes generalmente no se consideran una prioridad cuando se implementan estrategias para aliviar el estrés por calor en las granjas lecheras. Debido a que tienen una relación superficie/masa corporal más elevada, el incremento de calor no es muy significativo, en comparación con las vacas adultas. Sin embargo, el estrés por calor que sufren las terneras durante los primeros meses de vida puede tener consecuencias en su productividad a largo plazo.

Índice de crecimiento y calor

Está bien documentado que las terneras lactantes criadas durante el verano muestran menores índices de crecimiento. Las razones son multifactoriales e incluyen el estrés por calor pre- y postnatal, las moscas y el efecto de la lluvia en las camas. Sin embargo, el estrés por calor parece ser el principal culpable, con mecanismos fisiológicos para aumentar el enfriamiento (es decir, enfriamiento evaporativo respiratorio y cutáneo) que se activan cuando la temperatura ambiente excede los 20 °C. Estos mecanismos requieren energía y, como resultado, las terneras aumentan sus necesidades energéticas para mantenimiento con lo que disponen de menos energía para destinarla el crecimiento.

Vacas en gestación y altas temperaturas.

 

Como resultado, algunas terneras tienen problemas para recuperarse o incluso para llegar a su primera lactancia.

 

Además, investigaciones recientes han demostrado que cuando las vacas preñadas sufren los efectos del estrés por calor durante el periodo de secado, producen crías con menos peso al nacimiento, menos peso al destete y menor crecimiento durante el primer año de vida. Esto se ha atribuido a una gestación más corta y menor crecimiento fetal. Estas terneras muestran una menor transferencia de inmunidad pasiva, niveles más bajos de proteínas plasmáticas y hematocrito, y una inmunidad celular comprometida.

Importancia del ITH (Índice de Temperatura- Humedad)

El estrés por calor sufrido entre el nacimiento y el destete afecta al crecimiento de las terneras cuando las temperaturas máximas superan los 26 – 32 °C. Pero no solo es importante tener en cuenta la temperatura ambiental absoluta, sino su combinación con la humedad ambiental en lo que se conoce como el índice de temperatura-humedad (ITH).

En el ganado adulto, el valor crítico superior para este índice se sitúa entre 72 y 74; algunos autores incluso lo elevan hasta 78 antes de que se produzca el aumento de la frecuencia respiratoria y la temperatura rectal de las vacas.

Un estudio reciente llevado a cabo en Hungría (Kovács et al. 2020) en terneros Holstein de 47 días de edad indicó que el confort de los animales se ve comprometido por encima de un ITH de 78. Estos datos sugieren que las terneras jóvenes toleran mejor el estrés por calor extremo que las vacas adultas, pero no por ello hay que dejar de implementar estrategias para aliviarlo siempre que sea posible.