Genética, José Daniel Martínez

Cómo gestionar la consanguinidad de las novillas (I)

La consanguinidad (inbreeding) la define el grado de parentesco de los progenitores de un individuo. Tiene efectos beneficiosos y perjudiciales, ambos derivados de la concentración de genes que se repiten. Beneficia en la medida en que concentra genes que aportan características deseables (tendremos padres e hijos más parecidos entre sí) fijando caracteres, pero de la misma forma concentra también algunos que no buscamos y que pueden derivar en problemas de fertilidad, de supervivencia, de salud, o en mermas en la producción futura.

¿Cómo se mide la consanguinidad?

El grado de consanguinidad se mide mediante el coeficiente de endogamia (F) que es definido como la probabilidad de que un individuo posea, para un locus en un gen, dos alelos idénticos por ascendencia (NEIRA, 1985). Existen varios métodos para el cálculo de la consanguinidad de un animal. En pocas palabras, el valor de consanguinidad expresado en % refleja la probabilidad de que haya heredado el mismo gen que sus padres habrían recibido desde un ancestro común. Esta probabilidad aumenta con la cercanía del parentesco entre sus padres. Por ejemplo, cruzar un toro con su hija o con su hermana resulta en un coeficiente de consanguinidad del 25 %.

 

El valor máximo de consanguinidad recomendable variará en función del origen del dato y el progreso genético a conseguir. Cuanta menos, mejor, aunque si antes se hablaba de no superar el 6,25 %, actualmente la mayoría de los autores aceptan hasta el 9-12 % para casos individuales controlando genes recesivos.

 

El valor de consanguinidad depende mucho del número de generaciones del pedigrí del animal que entren en el cálculo, por este motivo los libros genealógicos con profundidad de 60 años o más presentan normalmente valores más altos en las últimas generaciones.

Un estudio publicado por el Canadian Dairy Network en 2008 (Van Doormal) cuantificaba la depresión por el aumento de 5 puntos de consanguinidad, al pasar de 5 a 10 %, en una reducción de 92 kg de leche por lactación, incremento de 1,4 días abiertos, incremento en un 0,4% las dificultades en el parto y 65 días de reducción en la longevidad. Probablemente el efecto directo sobre la fertilidad a menudo se sobrevalora.

Según el cálculo tradicional todos los hermanos completos tienen la misma probabilidad de heredar genes comunes de sus ancestros, pero la realidad es diferente. El análisis genómico permite conocer el contenido de su ADN y, por tanto, cuantificar cuántos alelos iguales tiene (cuánta homocigosis), y cuál es su origen. Esto significa que el cálculo de la consanguinidad cambia completamente cuando el dato es genómico, y usualmente ofrece valores muy distintos al calculado por pedigrí, lo cual es especialmente llamativo entre hermanos completos. Por este motivo, debemos tener cuidado al establecer un límite en nuestros apareamientos y tener en cuenta que el dato genómico es normalmente más elevado.

¿Qué importancia tiene el valor de consanguinidad del semental a inseminar?

El dato de consanguinidad no lo podemos utilizar para hacer promedio como el resto de los rasgos a modo de cálculo de pedigrí de la futura novilla. Cada vez son más frecuentes toros con consanguinidades altas, tipo 15-25 %. Su uso no incrementa la consanguinidad de nuestro rebaño, si lo utilizamos en novillas o vacas no emparentadas con ellos. Un toro con solo un 3 % de valor propio de consanguinidad nos dará una novilla del 25 % si lo cruzamos con una hija suya y al revés, un toro con un valor del 20 % nos dará una hija con valor muy bajo si lo cruzamos con una novilla que no tenga ninguna relación de parentesco en las generaciones más próximas con dicho semental.

En el próximo post entraremos en detalle en las pautas más recomendables para una gestión eficaz de la consanguinidad basándonos en datos genómicos.

 

Gráfico 1. Tendencia genética en el nivel de consanguinidad promedio en las principales razas lecheras de Canadá (Fuente: https://www.cdn.ca/document.php?id=145 )

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