ARNAU-ALVAREZ, Gestión-economica

El coste de recriar una novilla: el peso de las diferencias

Cómo indicábamos en artículos anteriores, el coste total de la recría suele ser el segundo o tercero más cuantioso en la mayoría de explotaciones lecheras. Además, también comentábamos la importancia del concepto de la factura total de la recría sobre el coste de producción de la leche, poniendo énfasis en la valoración como actividad en conjunto, y no en atribuir un coste a cada individuo.

Valorar individualmente lo que cuesta recriar una novilla suele conllevar una serie de errores u omisiones de los que conviene tener consciencia:

  • El promedio como valor: las novillas paren con diferentes edades, con diferentes pesos, habiendo ingerido distintas cantidades de alimentos, habiendo estado o no enfermas, habiendo sido inseminadas diferente número de veces y con diferentes dosis de semen, etc. Para facilitar la tarea se usan promedios para definir la novilla tipo, omitiendo al mismo tiempo todas estas desviaciones.
  • La exclusión de la totalidad: una granja con un coste mayor para cada individuo puede tener un menor coste total de recría. Esto puede pasar en el caso en el que no se requiera tantas novillas por bajas tasas de eliminación y de reemplazo.
  • La omisión del escenario: el coste de producción puede tener una elevada variación por la volatilidad de los costes de alimentación, de la energía y por cambios en el valor del animal recién nacido.

Aun así, su cálculo es útil en determinadas situaciones:

  • Valorar compra-ventas: permite comparar lo que cuesta recriar con el precio al que se pueden comprar o vender novillas.
  • Amortizar las vacas: atribuirles un valor para su amortización y adquirir consciencia del coste de la recría.
  • Cuantificar la diferencia entre estimaciones y realidades: permite atribuir un valor que pone de manifiesto la diferencia entre el coste estimado y el coste promedio real.

Distintos grupos de investigación han cuantificado estos valores de coste individual y su variación temporal. En Wisconsin llevan años publicando trabajos al respeto: Hoffman et al., 1999; Zwald et al., 2007; Vanderwerff et al., 2013; Akins&Hagedorn, 2015. En estos trabajos, los Cheeseheads vieron como el coste de su recría ha aumentado desde los 1.360 $ en 1999 hasta los 2.510 $ en 2015. Los holandeses (Mohd Nor et al., 2015) estimaron que durante el año 2015 el coste promedio de cada novilla en su modelo productivo era de 1.790 €, y este difería significativamente de los 1.030 € percibidos por los productores (entre 750 € y 1.600 €). En Pensilvania (Heinrichs et al., 2013) obtuvieron que su coste promedio de recría era de 1808 $. El año 2015, nuestro equipo estudió el coste en distintas explotaciones de la zona noreste de España, obteniendo un rango de 1.609 a 2.163 € por novilla al parto (Àlvarez et al., 2016).

Un principio básico de la economía de la producción: en una explotación en fase estable, el peso de las amortizaciones debe mantenerse fruto de la inversión continua.

A efectos prácticos, asumir un valor de un estudio para la recría propia suele incurrir en un error. Lo que sí resulta útil es estudiar la metodología utilizada para su cálculo y la valoración de las diferencias entre estudios, granjas, zonas, tiempo, etc.

A raíz de la propia experiencia y de los distintos estudios publicados podemos resumir las principales diferencias que afectan al valor final de la inversión:

  • Coste de alimentación: como comenté en mi primer post (enlace), las diferencias en alimentación definen valores finales muy distintos. En nuestras ganaderías, la alimentación representa entre el 45 y el 70% del coste total, aunque puede llegar a ser superior (73% en Pensilvania (Heinrichs et al., 2013)).
  • Mano de obra: en pequeñas explotaciones se suele subestimar el coste real si no se considera la mano de obra familiar. Por otro lado, hay diferencias si la recría está en las mismas instalaciones y el trabajo se puede combinar, o bien si es externa y la ocupación de la mano de obra depende del volumen de animales (productividad).
  • Amortizaciones: como estrategia de abaratamiento del coste, hay ganaderías que optan por situar las novillas en las instalaciones más viejas (y amortizadas). Esto alivia temporalmente una parte del coste de producción, pero es obvio que la falta de inversión puede repercutir en peores crecimientos, más bajas, otros costes, etc. En este punto, es esencial tener en cuenta un principio básico de la economía de la producción: en una explotación en fase estable, el peso de las amortizaciones debe mantenerse fruto de la inversión continua.
  • Valor de la ternera: dependiendo del mercado al que tenga acceso el ganadero, el coste de oportunidad de la ternera recién nacida puede variar notablemente. Periodos con precios altos en el sector lechero y valores altos de los terneros cruzados para engorde aumentan su valor. Como ejemplo, en Wisconsin vieron como este valor era de 500 $ el 2007, 150 $ el 2013 y de 400 $ el 2015 (Zwald et al., 2007; Vanderwerff et al., 2013; Akins&Hagedorn, 2015).