El precio de la leche
El Pasado: de dónde venimos.
Si analizamos la serie histórica del precio de la leche podemos observar que tiene un comportamiento cíclico, con un valor promedio en el entorno de los US$ 40 por cada 100 Kg ECM. A los picos altos del precio (2007 y 2013) les siguen disminuciones abruptas, alternados con períodos de relativa estabilidad (2010 – 2012).
Este comportamiento ha mostrado vínculos y correlaciones con otras variables, como el precio de los piensos, el precio del petróleo, y por supuesto las variaciones del comercio mundial en cuanto a oferta y demanda, entre otras.
Como consecuencia, se plantea una situación muy particular, ya que si el ingreso de la granja depende de una variable que presenta oscilaciones del orden del 50% hacia abajo y hacia arriba de la media, se dificultarán las actividades de planificación y existirá más presión sobre la viabilidad económica de la empresa. Veamos qué está pasando actualmente con el precio de la leche y porqué.
El Presente: un paseo en tobogán.
A la crisis de la que veníamos saliendo, se ha sumado la desaceleración de los negocios con China y el bloqueo de Rusia a las exportaciones de la UE, causando un aumento en los stocks de leche a nivel mundial y por consiguiente una disminución del precio. Sin embargo, la producción ha tenido una tendencia creciente, con un aumento del 2,2% con respecto al 2015 y se tienen estimaciones de que podrá llegar al 4%, agravando aún más esta situación. La reacción de los países productores ha presentado ritmos diferentes en distintas regiones. A modo de ejemplo, Centro y Sud América, Oceanía y Sud África han disminuido su producción, EEUU ha tenido una disminución de su producción hacia mediados de 2015 para luego aumentarla nuevamente, mientras que la UE ha mantenido su tasa de crecimiento en producción de leche a pesar de los precios deprimidos.
Es importante destacar que cuando el precio mundial de la leche varía, esa tendencia se transmite hacia el interior de cada país modificando los precios nacionales e incidiendo en los resultados económicos de las granjas. Sin embargo, ese impacto presenta diferentes niveles de incidencia, basado principalmente en las características de la cadena de valor de cada país; dicha cadena puede actuar como buffer, difiriendo y/o minimizando el mismo.
A manera de ejemplo, en el caso de EEUU y Alemania las gráficas muestran cómo los precios nacionales siguen a los precios internacionales, aunque con diferentes períodos de reacción.
El Futuro: cómo encarar lo que se viene.
Lo primero que debemos tener claro a la hora de mirar hacia adelante es que el precio de la leche mantendrá su volatilidad, por lo que debemos aprender a manejar el riesgo y convivir con esa realidad. Como vimos, el precio de la leche depende de varios factores: el balance entre oferta y demanda, la tasa de crecimiento de la producción de leche a nivel mundial, el aumento poblacional y su consumo per cápita, la tasa de cambio entre las diferentes monedas, entre otros.
Dependiendo de estos factores y de cómo se resuelva el tema de los stocks, sobre todo en EEUU y la UE, los precios bajos de la actualidad se mantendrán alargando la crisis en el tiempo. De todas maneras, la tendencia de la serie histórica indica que estamos cercanos a un cambio.
Ante dicha situación de volatilidad se han venido probando alternativas para reducir el riesgo y minimizar el impacto de la misma sobre los resultados económicos de las granjas: ventas a precio fijo, mercados de futuro, asegurar márgenes de rentabilidad, integración parcial de la oferta, gestión de opciones de inversión, financiación flexible, intervención estatal, entre otras.
Para adoptar cualquiera de estas alternativas se requieren dos puntos básicos: a nivel general, la implicación de los actores de la cadena de valor en compartir el riesgo; y a nivel de granja, el uso de la información en la toma de decisiones y el control de costes. Dichos aspectos podrán marcar la diferencia de los resultados en el futuro.