David vs Goliat: fortalezas y debilidades de las granjas lecheras según su tamaño
La red IFCN (International Farm Comparison Network) clasifica a las granjas lecheras en tres grupos:
- pequeñas: menos de 10 vacas,
- medianas: entre 10 y 100 vacas,
- y grandes: más de 100 vacas.
Las dos primeras categorías comprenden sobre todo a las granjas familiares, mientras que la tercera está formada por granjas con un carácter más corporativo.
Si bien la mayoría numérica corresponde ampliamente a granjas pequeñas y medianas (99,7%), la producción de leche a nivel mundial se realiza y concentra cada vez más en las grandes granjas de tipo corporativo que cuentan con casi el 15% del rodeo lechero, con una marcada tendencia al crecimiento y a la especialización.
La siguiente figura muestra el tipo de granja predominante según cada país, con tendencia hacia el aumento en el tamaño de las empresas:
Es evidente que, en las grandes granjas, el trabajo es desarrollado fundamentalmente por personal contratado y su gestión se encuentra a cargo de administradores profesionales; mientras que en las granjas pequeñas y medianas las tareas son llevadas a cabo por miembros de la familia.
El aumento en el tamaño del rebaño está acompañado por una mayor intensificación del sistema productivo y una tecnificación de los procesos, con mejores instalaciones y equipos, constatándose además una correlación directa entre el tamaño de la granja y las condiciones de trabajo y calidad de vida.
Dentro de las fortalezas de las grandes granjas se encuentran:
- una mayor capacidad de negociación en la compra de insumos y venta del producto,
- una mayor eficiencia del trabajo,
- economía de escala,
- mejores remuneraciones,
- mayores tasas de retorno
- y más facilidades para adoptar nuevas tecnologías.
Sin embargo, las grandes granjas presentan también aspectos desfavorables, entre los que se pueden citar:
- una mayor demanda de capital,
- mayores impactos ambientales,
- la dificultad para manejar efluentes,
- y una mayor vulnerabilidad financiera a la volatilidad de los precios.
En términos generales, las restricciones medioambientales, las exigencias sociales referidas a bienestar animal y la polución, así como la volatilidad de precios afectarán en mayor medida a las granjas grandes. La intensificación de su sistema productivo demanda más compra de alimentos, haciéndolas más dependientes de las variaciones de precios del mercado.
Las granjas de tipo familiar, por su parte, presentan una estructura de costes diferente, con menos requerimiento de capital y mayor capacidad para absorber volatilidades en los precios en el corto plazo. El reducido tamaño del rebaño permite atender más fácilmente los temas de sanidad animal, y su utilización de los recursos naturales las hace más “amigables” con el medio ambiente.
Dentro de la actual dinámica del sector, asumiendo mayores riesgos, aquellas granjas que están en etapa de crecimiento, deberán poder acceder a esquemas de financiación que se adapten a sus requerimientos y necesidades, con herramientas provenientes del sector financiero que contemplen sus flujos de fondos y riesgos. No hay otra salida por el momento.