Hacia una producción lechera sostenible
Teniendo en cuenta las actuales cifras de producción y consumo de alimentos, no es difícil advertir que nuestro planeta se encuentra frente a una situación sin precedentes y muy cerca de un punto de no retorno. La urbanización, así como el crecimiento económico y poblacional, generarán una gran demanda de alimentos con enormes impactos a nivel medioambiental, ocasionando un doble problema: la producción insuficiente de alimentos, con un alto grado de deterioro en los recursos naturales.
¿Qué es sostenibilidad?
Según el World Council for Economic Development, el desarrollo sostenible es aquel que “cubre las necesidades del presente, sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones de cubrir las suyas”. Por lo tanto, para que una actividad sea sostenible debe incorporar aspectos como: la eficiencia económica, la equidad social (pobreza, salud y bienestar, derechos humanos) y la responsabilidad medioambiental (cambio climático, uso del suelo, biodiversidad).
¿Cómo podemos producir de manera sostenible?
Atendiendo a nuestra productividad actual y los requerimientos de futuro, para el año 2050 necesitaremos 40 millones más de vacas, lo cual no es económicamente sustentable, ni aceptable desde el punto de vista medioambiental. ¿Cómo hacer entonces para que las actividades ganaderas sean sostenibles?
El uso de la tierra para actividades ganaderas está llamado a revisión. La intensificación agrícola para producción de alimentos concentrados está bajo lupa y, como consecuencia, la capacidad de conversión medida como la relación de proteína ingerida versus proteína producida es otro factor determinante. El uso del agua en términos de requerimientos para la producción animal y para la producción forrajera y de cereales, la contaminación del aire y del agua y los efectos sobre la biodiversidad, son todos elementos que participan en la discusión.
Sin duda, debemos producir más eficientemente y “hacer más con menos”, pero además debemos tener en cuenta la eficiencia medioambiental a lo largo de toda la cadena de valor. El sector ganadero, y por ende el sector lechero, no es ajeno a estos conceptos, y está llamado a ser una de las puntas de lanza para contribuir a la reducción del impacto medio ambiental.
Hacia el equilibrio sostenible
Iniciativas como la Global Dairy Agenda for Action (GDAA) ha desarrollado un marco para la sostenibilidad en ganaderías de vacuno de leche basado en 11 criterios: Emisiones de Gases de Efecto Invernadero, Nutrientes del Suelo, Residuos, Agua, Suelos, Biodiversidad, Desarrollo de Mercados, Economía Rural, Condiciones de Trabajo, Seguridad y Calidad de Productos, y Cuidado Animal.
Pero hace falta dar un paso más, y para ello debemos pensar en la sostenibilidad de un modo integral y en “sistemas productivos que convivan en paz con la naturaleza”, donde cobra vital importancia la evaluación constante del impacto ambiental.
Sin embargo, no existe un único modelo para hacer sostenible el negocio lechero, y cada sistema de producción puede ser viable y sostenible en determinadas condiciones. Para lograr esos objetivos, se puede recurrir a estrategias como la agricultura de precisión, el mejoramiento genético, la especialización, la automatización, disminuir los costos, producir mejores forrajes, minimizar la degradación del suelo, u optimizar el uso del agua, entre otras iniciativas.
Entre las posibles soluciones que garantizan el respeto por los recursos naturales se encuentran los sistemas silvopastoriles. Experiencias de campo con más de veinte años de historia están hoy certificando las ventajas de dichos sistemas, tanto para ganadería de carne como para producción de leche.
El sector lechero francés ya ha puesto en marcha iniciativas para medir de manera conjunta las emisiones de CO2 y se ha comprometido a una reducción de las mismas, por ejemplo.
Queda entonces el desafío planteado, y tanto productores como profesionales del sector deberán incorporar estos conceptos a muy corto plazo, en el camino hacia una producción lechera sostenible.